La intolerancia a lactosa, fructosa, o gluten, están aumentando en la población, por diferentes causas, que pueden ser fisiológicas, genéticas, o ambientales, y están muy relacionadas con la composición de la microbiota intestinal. Su malabsorción puede ser en diferentes grados, pero genera una inflamación intestinal, con una sintomatología muy variable, que no solo se producen en el tubo digestivo, sino que los síntomas pueden aparecer en otros órganos diana.
Individualizar la alimentación mediante un no plan nutricional personalizado solo es importante por la restricción del nutriente en cuestión, sino por la recomendación de alimentos y cantidades que si se pueden consumir, para reducir la sintomatología asociada, mejorar la calidad de vida, y en algunos casos incluso revertir la malabsorción